El análisis a realizar en las empresas se centrará también en el agua, analizando desde el punto de vista económico la gestión que se realiza dentro de la empresa.

Muchas empresas no aportan el valor real del agua como recurso, por lo que no lo tienen incluido en su gestión. La manufactura de productos, el transporte de mercancías por mar y río, la industria alimentaria o la industria química son algunos ejemplos de sectores con un uso intensivo del agua. Debemos prestarle más atención porque los riesgos relacionados con el agua pueden afectar seriamente a la rentabilidad futura de las entidades. La gestión directa y sostenible de este recurso puede convertirse en una ventaja competitiva, por ejemplo, al empezar a implantar la economía circular, viendo que el agua es algo que se puede reutilizar y recuperar como recurso.